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miércoles, 11 de febrero de 2009

Gastronomía, crisis e inteligencia creativa


¿Qué tienen en común los chefs más vanguardistas de este país y las estrategias en tiempos de crisis?. Pues bien, los máximos exponentes de la cocina creativa están demostrando que la mejor forma de retar a la crisis es la innovación en la esencia de sus modelos de negocio.

Los cocineros españoles más relevantes del panorama internacional están reinventando los modelos empresariales gastronómicos para adecuarse a las nuevas circunstancias del mercado. Todos ellos son representantes de restaurantes elitistas de alta cocina que a pesar de la crisis tienen en su haber listas de espera de meses; condición que no les impide asumir con ejemplaridad la ardua tarea de repensar la forma de hacer y llegar al mercado.

El neococinero se abre al mundo para redefinir al cliente neogourmet. Reconocen que cambiar la perspectiva actual del negocio será la única forma de hacerlos viables en los duros escenarios económicos y sociales de los próximos años.

Así pues, las propuestas gastronómicas selectas de antaño dan paso a modelos de negocio donde la alta cocina se vuelve accesible en entornos informales y desenfadados, y donde el comensal tiene una vivencia menos encorsetada con la cocina de vanguardia.

Como resultado nuevas fórmulas pensadas para impactar en la clase media y media alta con conceptos que pretenden acercar la experiencia gastronómica premium a consumidores hasta ahora descartados.

Ya tenemos interesantes ejemplos de adaptación, enumero algunos de los más representativos:

La alta cocina pobre: chefs de vanguardia que utilizan ingredientes asequibles para elaborar recetas sencillas bajo fórmulas culinarias modernas. Paco Ron del restaurante Viávelez en Madrid es un buen referente.

Small Plates: modelo que importan la tendencia neoyorkina de medias raciones al estilo tapa española servidas en barra a la vista del público. Cada comensal compone su menú según presupuesto. La tendencia gastronómica que lo respalda en la play food bautizada por ser una forma divertida e informal de crear menús.

Gastrobares: es la versión bar de esquina de la alta cocina, donde en poco tiempo y bajo un formato de taburete alto podemos degustar en formato tapa manjares de la gastronomía más refinada. El Arola Gastro es un buen ejemplo , localizado junto a hoteles NH en las principales capitales españolas.

Adría, reconocía en Madrid Fusión, la cita gastronómica más importante del año, que la creatividad pura como propuesta de valor debe dejar paso a la investigación de productos que aporten desde el punto de vista de la dietética y la nutrición, y se envuelvan para mantener una atmósfera de sofisticación.

El gallego Marcelo Tejedor del Restaurante Casa Marcelo en ofrece un menú cada día según el mercado. Ha reformado sus instalaciones abriendo la cocina al comedor y convirtiendo al cocinero en camarero. El contacto con el cliente es distinto y además reconoce que ahorra costes.

No menos interesante, es el modelo alemán de restaurantes sin camareros que empieza a importarse en España, donde cintas trasportadoras actúan en la logística y el servicio al cliente.

Quien mejor que estas mentes privilegiadas para recordarnos que la clave de la innovación está en entender la capacidad de todas las personas para aplicar la inteligencia creativa. O lo que es lo mismo, la habilidad de producir nuevas ideas, de aportar soluciones originales a problemas y de destacar en el ámbito de la imaginación.

Las reglas del pensamiento creativo nos invitan a ser flexibles a la hora de pensar, con el propósito de movernos con fluidez en nuestras reflexiones; o lo que es lo mismo, esforzarnos por tomar perspectivas distintas a la hora de analizar problemas, conflictos o situaciones cotidianas. Los genios creativos son capaces de ver las cosas desde un número infinito de puntos de vista.

La flexibilidad mental se consigue con la actitud adecuada hacia el uso de técnicas como pensar en lo opuesto a lo existente, exagerar lo conocido, anular cualidades fundamentales de las cosas o sacarlas de contexto.

¿Qué pasaría si los dentistas trabajaran los domingos?, ¿Qué sucedería si en vez de ir al notario, el notario se moviera de su cómodo sillón para visitarnos?, ¿Y si vendiéramos hamburguesas Mc Donalds a 100 euros?, ¿Y comercializar videojuegos para mayores de 50 años?, ¿Qué tal si creamos golosinas para adultos?, ¿Se pueden vender casas en máquinas expendedoras?, ¿Y si elimino todas las prestaciones de un móvil salvo la de recibir y emitir llamadas?, ¿Un producto cárnico para vegetarianos?. Sólo cuestionando la realidad y la obviedad podremos innovar.

Nuestro cerebro es una máquina grandiosa de asociación. Esta es otra vía para desmarcarnos de lo establecido. La asociación junto a la imaginación son los dos pilares para la creación de ideas. Ser originales significa tener la capacidad de generar ideas propias, únicas e inéditas. Los grandes descubrimientos han sido resultado de combinaciones de ideas como nunca antes se habían realizado.

Isaac Newton concibió su teoría sobre la gravedad cuando al ver caer la manzana del árbol observó que la Luna seguía colgada del cielo. La combinación de estos dos hechos le hizo fusionar dos preguntas triviales, ¿por qué se ha caído la manzana? y ¿por qué sigue la luna en el cielo?. El resto de la historia es de sobra conocida.

Dejemos de hablar de crisis y empecemos a innovar.

miércoles, 14 de enero de 2009

Innovación: el poder de cambiar la realidad


Todo lo que se podía inventar, ya se ha inventado”, esta frase se le atribuye a Charles H. Duell, Delegado de patentes de EE.UU en el año 1899. Afortunadamente, el citado personaje no vivió lo suficiente para comprobar su incapacidad visionaria y su avanzada miopía predictiva.

Cabría la posibilidad de cometer el mismo error si expresáramos a día de hoy que todo está ideado, aunque dudo que nos equivocáramos si afirmamos que crear productos radicalmente nuevos y además útiles es un reto de extrema complejidad.

Dado que dedicar tiempo y recursos a generar ideas disruptivas supondría un laborioso esfuerzo, escaso de posibilidades en su materialización, parece que el sentido común nos lleva a profundizar en la innovación a través de otros procesos.

Hablemos por ejemplo de hibridar para innovar. La hibridación es un método que nos permite generar productos y servicios novedosos a partir de la combinación de ideas o la conexión de disciplinas aparentemente inconexas.

Hoteles con balneario, móviles con cámara de fotos, televisión con internet, cazadoras con conexión de ipod, taxis con entretenimiento, terapias de salud basadas en el vino, tiendas de moda con cafetería, tablas de surf para la nieve, tocadiscos con mp3, y un interminable etcétera.

La hibridación de productos, tecnologías y modelos de negocio, será probablemente la forma de generar competitividad en muchos de los sectores atrofiados por el tradicionalismo y la falta de iniciativa.

Innovar sea cual sea el nivel de ruptura pretendido está sujeto a la originalidad en nuestra forma de pensar o lo que es lo mismo a nuestra capacidad para ser excéntricos, lo que etimológicamente nos lleva a estar “alejados del centro”.

La analogía también es un potente instrumento de generación de nuevas ideas. Establecer comparaciones entre el comportamiento de las abejas y los procesos de construcción de viviendas podrían generar nuevas vías de estudio en la ingeniería industrial. Claro que para ello los ingenieros técnicos deberían aceptar en sus equipos a expertos apicultores.

Ideo está considerada la empresa de innovación más importante del mundo. Sus procesos de creación están mezclados con la visión de profesionales de disciplinas antagónicas o radicalmente alejadas. Enfermeras, barrenderos, médicos, deportistas y adolescentes participan activamente en los procesos de creación de nuevos productos que nada tiene que ver con ellos.

La imitación es fuente elemental para la generación de nuevos escenarios, productos y realidades. Desgraciadamente, la educación que recibimos prohíbe la imitación. Desde el primer día de clase nos sientan a dibujar y nos regañan si intentamos ver, contrastar o inspirarnos en los que nuestro amiguito de al lado está creando.

Quentin Tarantino está considerado el último genio del cine moderno. Su logro ha sido crear una nueva forma de hacer cine basada en un estilo propio de narración, una atmósfera estética personal, la repesca de viejas y olvidadas glorias del cine, y temáticas poco convencionales. Pues bien, el personaje más innovador de los últimos 30 años de cine no es ni más ni menos que un copión. Un espléndido artesano de cócteles.

Su universo es resultado de su aprendizaje como dependiente de un videoclub, el Video Archive de Manhattan Beach (California), lugar en el que entró a trabajar en 1985 y donde acumularía su ingente cultura cinematográfica. Las bandas sonoras al estilo Scorsese, las atmósferas de cine negro francés, los tributos al spaghetti western, a la serie B y al cómic son las bases que han permitido la ruptura del cine tarantinesco.

Ser el mejor en una especialidad no garantiza la generación de innovación, dediquemos un poco de tiempo cada día a tomar referencia de otras disciplinas y seguramente estaremos acumulando potencial suficiente para una espontánea y merecida explosión de creatividad.