Los expertos confirman que cerca del 95% de las decisiones se procesan en el subconsciente a partir de inputs emocionales provenientes de cualquiera de nuestros sentidos. Posteriormente, nuestro cerebro racionaliza nuestras elecciones dotando a nuestros actos de una argumentación lógica.
Así pues, cuando preguntamos a alguien sobre los motivos que le han llevado a adquirir un reloj Breitling o un coche Mercedes, los razonamientos asociados al status y necesidad de reconocimiento social se transforman en argumentaciones relativas a las prestaciones y a la excelente calidad del producto.
Estas conclusiones ponen en tela de juicio la capacidad de la investigación de mercados tradicional para esclarecer los motivos reales de la conducta de los consumidores, ya que tras las respuestas lógicas esgrimidas por estos se esconden procesos subconscientes dirigidos por factores emocionales.
A pesar de los esfuerzos del marketing relacional y sus programas de fidelización, sabemos que no existe un cliente más infiel que el que acaba de cambiar sus puntos. Y es que el cliente es promiscuo por naturaleza.
Sólo aquellas marcas que están basando su estrategia en una clara diferenciación en identidad, valores o experiencias asociadas al producto, están alcanzando la fidelización real de su mercado.
Alguien se imagina a un usuario de Harley Davidson comprando otra marca de motocicletas; alguien espera ver a los fans de Lego adquieriendo piezas idénticas de otra enseña, por ejemplo más baratas; alguien piensa que los rockeros usuarios de guitarras Fender cederían ante una acción promocional de su competencia; o un diseñador gráfico vendiendo su Mac para comprar un PC.
Estamos hablando de clientes emocionalmente fieles.
Las marcas que lo han conseguido tienen un factor común potenciador: el producto se considera auténtico, y como consecuencia la marca también.
Si identificamos los factores que aportan autenticidad estaremos dando una razón única pero contundente al mercado para considerarnos diferentes. La autenticidad cobra formas diversas según los productos y mercados, y no todas las marcas tienen las credenciales para apropiarse de este atributo multiplicador de la competitividad.
En el sector turístico, tenemos buenos ejemplos de marcas país que están trabajando una posicionamiento asociado a la autenticidad, como México, India o Singapoure. El primero más próximo a la culturas ancestrales, el segundo asociado a la espiritualidad, y el tercero con una vinculación a la diversidad exótica.
Ser destinos creibles en términos de autenticidad concede un rango diferencial capaz de imantar a un turismo en auge que reclama exotismo, conocer la cultura en primera persona y vivir con protagoinismo el carácter de los pueblos.
Emblemas de la autenticidad lo son marcas como Rolling Stones, Harry Potter, New York, Obama, las cámaras fotográficas Lomo, Jeep o el Señor de los Anillos.
El resultado de la autenticidad aplicada a la marca es que tus fans te venderán con pasión y entusiasmo cada vez que se les presente la ocasión; seguirán con expectación cada información que suja sobre ti; participarán activamente de tus propuestas y expresaran su amor incondicional hacia lo que tu marca representa.
Interesante esta Markethink y también espero participar comentando en tu blog. Saludos desde Cultura Marketing http://culturamarketing.blogspot.com/
ResponderEliminarbrillante. Por cierto....markethink...lo tienes registrado....?
ResponderEliminarhola isaac, bienvenido de nuevo y gracias.
ResponderEliminarpasame tu mail y así puedo comunicarme contigo de forma más personal
saludos
Hola José Luís. Me alegro de participar en tu blog y te felicito por la lucidez. Me ha alegrado ver la foto de los Stones!
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo con tu planteamiento y me haría terriblemente feliz que parte de nuestro entorno lo interiorizara de verdad. Me gustaría añadir un par de reflexiones.
En primer lugar, creo que los procedimientos tradicionales del marketing dirigido al gran consumo han impedido el enfoque hacia un principio socio-cultural básico relacionado con los mecanismos de la identidad. Hay mucho “gurú” que todavía no se ha enterado de que somos más que un perfil de edad, sexo, ingresos, nivel académico, etc. Otros se acaban de desayunar hace relativamente poco. A veces se olvida que detrás de estos perfiles hay personas. Y personas, como no podía ser de otra manera, con contradicciones, voluntad, adscripciones emocionales, identidades que conviven (no siempre en paz) en todos y cada uno de nosotros. Las ciencias sociales tienen sus propios procedimientos para analizar la “contingencia” del hecho social aislado: del individuo. ¿Cómo se integra el individuo en los grupos? ¿Es esta integración “natural” o voluntaria? ¿Qué tiene que decir la cultura en todo esto? ¿Qué soy más valenciano, español o de Mislata, contribuyente o ciudadano, motero o padre… o hijo? En conclusión: ¿por qué no contamos con ellos? Tienen nombre y apellidos.
En segundo lugar creo que una marca no puede llegar a ser “auténtica” si su promesa no se cumple en el momento en que el “aspirante” toma contacto con la materialización de la experiencia. En muchos casos volvemos al producto. No hay love branding si no recuerdas toda la vida esa primera toma de contacto física, sensorial, experiencial con el producto. En ese momento fundacional el producto debe exceder las expectativas que habías desarrollado desde tu posicionamiento de la marca/producto. Si esto ocurre (debería ocurrir) el “aspirante” pasa a ser un “converso”: se inicia el proceso “dialéctico” por el cual la experiencia transforma al sujeto al mismo tiempo que el sujeto adapta y modifica a su voluntad (transforma) la experiencia –hot roddin’ experiencial-. Es un camino de doble dirección que no está exento de un pequeño componente de feedback (en el sentido que le damos los músicos eléctricos): Soy yo mismo, y siendo yo mismo soy diferente, y siendo diferente consigo formar parte de una comunidad de “diferentes-similares” adscritos por voluntad propia. Voy transformando la cosa al mismo tiempo que la cosa me permite desarrollarme, crecer, me transforma…. pero es la misma cosa, la que me deja ser yo mismo pese a mis cambios! Siempre la misma cosa (el producto).... Y volvemos a empezar.
Os garantizo que el loop llega a durar años! Cosas de freakies :-)
Un abrazo!
Salva
Salvador, eres un monstruo!!. te voy a tener que nombrar segundo de a bordo. por favor no dejes de darnos tu opinión, ni de proponer temas.
ResponderEliminarquiero preparar un post sobre algunos de los temas que comentas relativos a la pertenencia a grupos, factores de generación de marcas auténticas, etc.
espero que estés bien
abrazos